5 de febrero de 2014

DÍA 37: Janet Naningoi, cuando la Vida se convierte en un acto de Dignidad y Valentía Moral.

Africana de la cabeza a los pies.
Ah !  Esa soy yo.
Si quisieras comprenderme
ven e inclínate sobre mi alma de africana.
Donde la insurrección de África congeló
su grito lleno de esperanza.

A,
Juan Saravia, por su sensibilidad humana al reportarnos esta historia. Gracias.

Hoy, 6 de febrero es el  Día Internacional de TOLERANCIA CERO  con la Mutilación Genital Femenina.

Para 365 Días de Valentía Moral  es imprescindible honrar a todas las víctimas de esta aberrante práctica que constituye una forma extrema de discriminación de mujeres y niñas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 120 y 140 millones de mujeres en el mundo han sufrido esta práctica dolorosa y peligrosa. Además, cada año tres millones de niñas corren el mismo riesgo.


Por eso resulta interesante ofrecer, brevemente, la historia de vida de Janet Naningoi quien decidió, en forma valiente, escapar de su casa a los nueve años para evitar la mutilación o ablación genital y ahora quiere servir de ejemplo a otras mujeres.

Janet Naningoi relata: “Yo me quedé sola por negarme. Cuando me pongo a recordar, a veces no lo puedo soportar”. Mis amigos me decían que era una cobarde porque tenía miedo al dolor. Sus padres no entendían qué le pasaba. Pero ella no cedió. El último día antes de las vacaciones de diciembre, buscó auxilio en casa de su tía porque sabía que ese era el mes elegido para la ablación. “Hay varias épocas en las que se practica: abril, agosto y diciembre. Esos tres meses estuve escondida porque tenía miedo de mi familia.

La situación ha mejorado mucho desde entonces, señala con una amplia sonrisa, al menos ahora hay valentía para hablar de ello.



Una realidad que cambia lentamente gracias sobre todo al esclarecimiento. “Hablamos con las niñas y niños y les pedimos que nos ayuden a difundir la información; nos dirigimos también a las matronas, para que dejen de practicar la ablación y se conviertan en activistas con nosotras y ayudamos también a las niñas que se escapan de sus familias, ofreciéndoles los llamados Centros de Rescate, en donde se realiza un trabajo orientado a la reconciliación entre la niña y la familia”.

Los testimonios de mujeres como Janet confirman que la Educación juega un papel preponderante en esta lucha. Fue a través de la misma que muchas de las niñas tuvieron conocimiento de las nefastas consecuencias que la ablación tenía sobre ellas y también de sus derechos como mujeres. En el caso de Janet Naningoi Tumer fue a través de un profesor que supo de sus derechos. Al ser rechazada por su familia por negarse a pasar por la ablación, World Vision la apoyo y entonces se propuso estudiar y trabajar para que otras mujeres siguieran su ejemplo.

World Vision es una ONG de desarrollo y ayuda humanitaria que lleva varios años poniendo en marcha proyectos de prevención de la ablación o mutilación genital femenina en países como Kenia, Malí o Somalia. Se trata de programas a través de los cuales se explica a las comunidades las consecuencias que la ablación supone para la salud física y psicológica de las niñas y para desterrar prejuicios y mitos que sostienen esta práctica.

Es voluntaria de World Vision, la ONG que la ayudó a reconciliarse con sus padres y con la que ha ido a España para contribuir en la campaña Stop Ablación. Su experiencia ha servido de ejemplo a muchas niñas, entre ellas a sus cinco hermanas pequeñas. Está estudiando magisterio para poder educar a muchas más jóvenes, para evitar una de las discriminaciones más extrema que existe actualmente.



El  sueño  de Janet  Naningoi es que llegue el día en que ninguna niña tenga que pasar por el infierno de la ablación. Ha demostrado con su vida que es una persona valiente que hace la diferencia en un mundo indiferente.

Fuente: El País 4 febrero 2014

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